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12 / 12 - "deLanuez" en la Oveja Negra


"Sin embargo, lo de tener la cabeza así de dura es la gran cosa. Uno da de topes contra los pilares del corredor horas enteras y la cabeza no se hace nada, aguanta sin quebrarse. Y uno da de topes contra el suelo; primero despacito, después más recio y aquello suena como un tambor. Igual que el tambor que anda con la chirimía (…) Y mi madrina dice que si en mi cuarto hay chinches y cucarachas y alacranes es porque me voy a ir a arder en el infierno si sigo con mis mañas de pegarle al suelo con mi cabeza. Pero lo que yo quiero es oír el tambor. Eso es lo que ella debería saber. Oírlo, como cuando uno está en la Iglesia, esperando salir pronto a la calle para ver como es que aquel tambor se oye de tan lejos, hasta lo hondo de la iglesia y por encima de las condenaciones del señor cura…: "El camino de las cosas buenas está lleno de luz. El camino de las cosas malas es oscuro". Eso dice el señor cura…"
(Juan Rulfo en Macario, El Llano en llamas)


Pareciera no poder uno librarse de la polaridad del pensamiento y del conflicto que permanente-mente nos obliga a diferenciar, clasificar y luego a encasillar aquello que, en definitiva, será siempre… relativo. Aunque la cabeza dé contra el suelo, tantas veces como sea necesario. Quizás fue por eso que nos encontramos, por tener cabezas duras como las nueces. Y la maña de pegarle al suelo con la cabeza, tantas veces como sea necesario. Y porque todo el tiempo -o casi todo el tiempo- queremos oír el tambor.
También el violín, una guitarra, un acordeón o un par de voces. O cuanta cosa ande dando vueltas por ahí y que a la mínima caricia o zarandeo produzca un sonidito que se escuche desde lejos y un cosquilleo en el estómago que te dé ganas de bailar. Eso es lo que ustedes deberían saber.
Lo demás es que somos tres mujeres (sí, somos un triángulo), con diferentes recorridos y formación formal, no formal, informal… en fin, fraternal y formidablemente artística. Y no hacemos música "de género", en todo el sentido de la palabra. Aunque, claro está, no prescindimos de nuestra mirada femenina y triangular. Simplemente hacemos una música que nos parece resi-dual (inútil y relativo intento de nombrar lo que, en verdad, no sabemos si vale la pena nombrar).
Porque trabajamos con restos de palabras, de melodías, de rítmicas, de movimientos, de imágenes, de amores y de estrellas, entre tantas otras cosas. Y porque todavía permanecemos en este plano existencial en el que no podemos escapar de la dualidad (aunque seamos un triángulo) como si estuviéramos todo el tiempo dentro de una nuez o delanuez, que para el caso… es lo mismo.

En acordeón, guitarra,voz, cuerpo y alma:
Guadalupe Mediavilla

En violín, juguetitos, voz, cuerpo y alma:
Georgina Monti

En guitarra, bombo legüero, quena traversa, castañuelas, tecladito, juguetitos, voz, cuerpo y… no sabemos si tiene alma:
Marysol Mediavilla



VIERNES 12/ 12 - MEDIANOCHE -
LA OVEJA NEGRA (9 DE JULIO Y ARDILES)
VILLA MERCEDES / SAN LUIS

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